13 de noviembre de 2003 según crónica de El País, ya entonces debía llevar bastante tiempo sin leerlo, del famoso mitin del Palau Sant Jordi:
Rodríguez Zapatero, que recitó un verso en catalán de Miquel Martí i Pol, fue tajante: “Apoyaré la reforma del Estatuto que apruebe el Parlamento catalán“, afirmó, solemne, entre aplausos. Adoptó como propias otras tres demandas de Maragall: el impulso del Eje Pirenaico de infraestructuras, la reforma del Senado para que sea una auténtica Cámara de representación territorial, y que los organismos del Estado “tengan presencia en todo el territorio nacional”, incluido Cataluña.
Por cierto, la crónica acababa con que para Maragall “El cambio es una garantía de que Cataluña alcanzará al fin la plenitud democrática“. No es de lo que quería hablar hoy pero me ha sorprendido lo que entonces, hará ya 15 años, se entendía para algunos como la consecución desde algunos parámetros sociales e ideológicos de la plenitud democrática para Cataluña. Entonces..
Apoyaré la reforma del Estatuto que apruebe el Parlamento catalán. Creo que allí Zapatero y los suyos pensaban en un tipo de estatuto y daban por supuesto hasta dónde llegaría la reforma, o reformas. Aquí en Cataluña, unos pensaron que ancha es Castilla, precisamente Castilla ancha para los estatutos no sería, pero la frase hecha es la frase hecha y tiraron para delante, porque la frase no tenía letra pequeña explícita. Está claro que las frases en los mítines nunca tienen letra pequeña ni articulado concreto, gracias a dios. Siempre pensé que ERC quería tirar lo máximo y entró en competición con CiU, el PSC pensó que el PSOE ya pararía de alguna manera si se tiraba demasiado y el PSOE que los del PSC, que a la sazón tenían la presidencia de la Generalitat y el máximo peso en el govern, pondrían sensatez, que para algo son hermanos.