Me he imaginado carteles de PP y VOX presentándose como los defensores del rey Emérito. Un auténtico cártel, al que a veces no les faltan otros cómplices de otros partidos. No le faltan defensores panfletarios, ni abogados, alguno de hecho padre de la Constitución, e incluso funcionarios y representantes públicos por lo visto. Así que igual dará que pensemos el resto y gran mayoría de ciudadanos. Pero aun así, yo aprovecharía la idea que me llegó a la cabeza y daría la batalla por ella. La lucha por la República, como parte de la democracia plena, no sería posible con las fuerzas disponibles. Pero ser capaces de poner a votación y hacer que PP y VOX y quién quiera acompañarles sigan en su papel de Partido del Emérito contra el partido del Mínimo Común de la Decencia es tentador. Y en ella podemos ganar derechos y limitar libertades de la coalición del Emérito.
El inocentón que me habita pensaba que Feijóo era una buena noticia, aire fresco al partido principal de la derecha nacionalista española, para ponerlo en unas coordenadas más acordes con los tiempos y los retos españoles, europeos y globales. Pero como ha dicho Inmaculada Nieto hace unos días al respecto del candidato del Partido del Emérito de Andalucía, que Moreno Bonillo es un señor educado, pero tiene una agenda económica y social dañina.