En mi último artículo antes de las vacaciones, “Cuando un gudari se rinde un catalán sigue hasta la frontera”, en su comentario LNBL se sorprendía por la pintura que hacía de vascos y catalanes, menos aguerridos los primeros y mucho más los segundos de lo que creemos. De hecho, lo menos importante en su comentario era esa sorpresa si no la respuesta al comentario de Javier y su reiterada caracterización de lo árabe o del islam como contrario a la democracia. Casi siempre, se puede encontrar alguna historia para reforzar los tópicos, ya ser para hablar de vascos, catalanes o islamistas, e incluso ya puestos de andaluces claro. Nos da una paleta de colores la historiografía para que nos cuadre la pintura que queremos hacer más acorde con nuestros intereses ya sea para reforzar el tópico como para contradecirlo.
En este foro, en aquel comentario primero, aunque no sólo, se nos planta un mundo occidental, anglosajón básicamente que se dedica a democratizar el mundo contra todos los males. Esos atlantistas sin un antes del 11-S de Nueva York. Ellos los liberales que nos pintan el liberalismo inglés por ejemplo, con la solera de sus votaciones, su tolerancia a las opiniones del otro y otras virtudes democráticas. Pero nada de su abandono a los austriacistas españoles de 1714 volviendo al tema del artículo y concretamente a los catalanes; o los demócratas y antifascistas españoles en 1936.
Liberalismo expandido en todos los continentes por los laboriosos y comerciales ingleses, padres de la revolución industrial y el progreso económico gracias a sus virtudes. Sobre todo a sus virtudes militares, especialmente al de su armada. ¿En qué parte del mundo no ha habido un anglosajón intentado invadir y robar en aquel pedazo de mundo?
Intenté en la pintura que hice un par de meses ser honesto, aunque como todos, corremos el riesgo de la llamativa espectacularidad de la anécdota sea el todo. Me conformo con apuntar o matizar lo que se dice. Dudar cuanto menos y rebajar las loas a las virtudes de los nuestros.
Vuelvo al comentario de Javier, estamos en guerra contra el Islam nos venía a decir. Son esos que nos ponen bombas y nos matan a nosotros en nuestras ciudades e incluso pueblos de la Europa de la Unión. En cambio, ¿cómo contamos los muertos de Aznar, Bush y Blair en Irak y Afganistán? ¿Son los muertos de los democratistas? ¿Son los muertos de los liberales? ¿De los atlantistas anglosajones? No sé. Si nos buscamos algo de justicia en las argumentaciones, ¿porque no sacamos relucir que Bush en un cristiano renacido, Blair es un converso al catolicismo y a Aznar se le puede filiar en algún punto indeterminado entre el nacionalismo católico y la democracia cristiana?
No tengo ni idea de que quiere decir ser un cristiano renacido, ni si al dios cristiano le importa si eres cristiano anglicano o católico universal para verte llamado a la conversión a estas alturas del siglo, ni que parte del credo y los mandamientos católicos de toda la vida ha inculcado a sus hijos Aznar a costa de sus pelos. Pero vamos, los 3 líderes de aquella invasión son claramente cristianos y de una manera “fervorosa”. Javier, ¿nos atrevemos entonces a hablar de guerra de los cristianos contra los árabes o los musulmanes?
Y más allá, una vez juzgado Sadam, ¿es justo que estos tres elementos sigan libres? Sin juicio y ni siquiera acusaciones formales por las muertes que objetivamente han causado? No entro ya en las muertes indirectas.
¿Dónde y cómo puedo reclamar justicia contra estos 3 cristianos?
Epílogo de buena voluntad. He intentado leer la entrevista que nos recomendaba Javier el domingo, hasta que la entrevistada después de criticar la decisión judicial de permitir el velo a una alumna, en contra la decisión de un colegio valenciano, en la siguiente respuesta se ha puesto hablar del decoro en el vestir. Lo he dejado para otro día porque seguro que tiene cosas importantes que decir a parte de las que el periodista intenta hacerle decir, por cierto.