En estos últimos 20 años, he visto compañeros llenos de certezas irse a casa, a ICV, a Podemos y más allá. Incluso con los que se han ido al PSC he mantenido siempre la compostura, si se sube uno al caballo siempre se puede caer uno de él. Casi no les reprocho y, en muchos casos, lo entiendo, quizás con alguno, por todo lo que decía hace unos años, he respirado muy, pero que muy profundo, por lo que decía y por como lo decía. Es mejor no criticar demasiado o no hacerlo de formas poco elegantes, en cualquier caso.
Después de estos 20 años, hoy miércoles devolveré mi recibo trimestral de EUiA (lo que fué IU en Cataluña). Simplemente. Parecería que estas cosas de darse de baja y cambiar de camino requerían toda una liturgia, unos gestos e incluso unas músicas, pero no. Casi no quedan allí compañeros de los que me importen, la mayoría o se han ido a casa o nos hemos ido a EUCat, otra vez montando IU en Cataluña, otra maldita vez cuando más estábamos sumando con otros. Una minoría nos ha robado una organización a una mayoría.
Después de la bilis de ver como Comunistes y Nuet secuestraron la decisión de mi organización y contra todos los acuerdos anteriores se pasaron a ERC pero quedándose, me tengo que ir yo. Entiendo los debates y perderlos, pero robarme la posibilidad de ese debate no lo perdono. Eso sí les reconozco la guasa de hacerlo todo en nombre del “defender el derecho a decidir”, pero dentro de EUiA lo que diga una camarilla purgando y expulsando personas y debates.