viernes, 27 de julio de 2018

Eutanasia

Quizás no debería titularlo así, sino “muerte digna”, pero me está empezando a repeler el rebautizo de los conceptos al que últimamente nos estamos acostumbrando. A veces para quitarle carga o para dulcificar las situaciones, a veces para darle un poso cientificista que al contrario que ésta enmascara en vez de iluminar y a veces simplemente para ver si cambiando palabras nos engañamos y nos creemos que cambiamos realidades. Pero no, no es así.La cosa está en que me ha parecido oír o leer, últimamente todo me llega de lejos, que una de las primeras leyes que quiere tirar adelante Pedro Sánchez es sobre la muerte digna, según su nomenclatura, y también me ha parecido que siguiendo los tópicos algún jerarca católico se ha mostrado en contra. Aunque en esta y otras cosas de cómo vivir, ¿a quién realmente le importa lo que diga un jerarca católico?
En el cruce de tópicos, a lo Don Camilo y Peppone, como siempre el jerarca católico dice apostar por la vida y esas cosas ante los descreídos izquierdistas. Son 2.000 años de historia clara en defensa de la vida la suya: contra la pena de muerte y la violencia desde siempre y hasta siempre. Los últimos 100 años de historia de España la Católica, está llena de ejemplos, todos recordamos a muchos ministros y mandamases declaradamente católicos y su concepto de defensa de la vida, desde el norte asturiano hasta más recientemente en el estrecho sin ángel que chivase que hacer. En ese mar hecho muro y ese muro hecho océano que nos separa de otros hijos de dios.
Creo recordar que un profesor mío de filosofía hablaba de que estas gentes estaban muy preocupadas por el derecho a la vida en el inicio de la vida, contra el aborto, y en el fin, en la eutanasia y los sacramentos, pero nada sobre lo que era la vida en medio. Yo añado insistiendo una vez más no hay nada en lo que las izquierdas no debamos luchar para ser plenamente público: educación, sanidad, cuidados en que no se privatice y estén por en medio las instituciones católicas.
No todos tenemos la voluntad de martirologio y sometimiento a los designios de señor en el dolor porque sí, que los jerarcas católicos asumen, cuando ya no hay esperanza. Aún reconociendo que es difícil medir la esperanza y el dolor asumible, pero todos tenemos en la cabeza casos claros de cuando no tiene sentido continuar. Siempre pienso en que de hecho hasta no hace tanto los teníamos con los animales domésticos, aun conviviendo con un montón de salvajadas hacía ellos, pero la eutanasia la tenían.
Y ahora que hay tanto animalista y otros amos que no diferencian entre nosotros los humanos y los otros animales domésticos como perros y gatos, les quitamos a ellos, uno de los pocos derechos que tenían los más queridos y era no alargar sus sufrimientos con tratamientos que no van a ningún sitio. No, los perros y los gatos no son personas, y me desagrada toda esta nueva industria veterinaria que roza el chantaje emocional para realizarles caros tratamientos como si fueran personas con esperanza. Y sí claro que se quiere y aprecia a los otros animales domésticos, pero si tenían una ventaja, de las pocas, ¿porqué quitársela?
Me queda un artículo corto y demasiado licuado, será el calor, para hablar de morir bien y sobretodo de vivir bien sin amenazas a nuestra razones. Simplemente deseando que avancemos en los temas de la eutanasia, no tanto como bien morir, sino como un bien vivir con todo lo de en medio. Incluso querer más a los animales y no tratarlos como lo que no son, personas.

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