Después de las elecciones andaluzas llevamos 3 rechazos a la candidatura a la presidencia de Andalucía de Susana Díaz y amenaza con convocar elecciones otra vez y amenaza con ganarlas por mayoría absoluta y fulminante. Todo ello en nombre de Andalucía y acusando a unos y otros o de electoralismo o de tacticismo por intereses partidistas en el resto de España.
Reconozco que de entrada el personaje me irrita mucho. Me irrita su forma de gesticulación e interpretación grandilocuente para no decir nada pero con cara seria y preocupada. Me irrita cuando se hace la voz y la única intérprete de los deseos de Andalucía, me resuena a la la fanfarria de los himnos nacionales más belicosos. Me parece de una descarada acusando a las otras fuerzas de electoralismo y tacticismo cuando fue ella que puso no ya los intereses de su partido por encima de los de los andaluces sino casi los suyos propios. Darle duro a IU y no dejar tiempo a organizarse a Podemos, eso fueron los motivos y de paso posicionarse como la mejor en el PSOE y salvadora celestial de su partido. Susana por encima de todo.
Son tiempos nuevos en política y ella no se ha enterado. Nos quiere convencer de que hay que apoyarla porque sí, porque dice Andalucía que ella sola es la mayoría. Se amparada su holgada minoría mayoritaria de diputados en el parlamento, 47 de 109. No debería colar, porque en el voto directo de los andaluces sólo tiene un 35,43% de los votos válidos. Muy poco como plebiscito para ser la suma sacerdotisa del oráculo andaluz.
Se equivoca cuando insiste en que hay que apoyarla porque ella lo vale. Se debe acostumbrar a trabar acuerdos y a respetarlos. Parte con la mochila de la ruptura del pacto con IU. ¿Quién se va a fiar de ella? Y más que recién roto el pacto volvamos a tener cosas como la adjudicación de la mina de Aznalcóllar. Quizás confíe en tener suficiente para repartir y conseguir su mayoría en unas nuevas elecciones o poder presionar a no funcionarios en puestos públicos.
Son tiempos nuevos, con resultados electorales nuevos que hacen necesario buscar el acuerdo con otras fuerzas políticas, razonando, discutiendo y finalmente acordando programas de gobierno con propuestas que consigan cuanto menos mayorías en el parlamento. Si Susana Díaz no es capaz de hacer propuestas que consigan esas mayorías, empezando por su investidura, o simplemente no inspira la confianza suficiente para que vuelva a ser presidenta, creo que en nombre de la ciudadanía andaluza debería dejarlo estar y dejar a alguien de su partido que esté en condiciones de hacerlo y no meter a Andalucía en otras elecciones. La voz de Andalucía fue clara, sólo algo más de un tercio de apoyos para el PSOE de Andalucía, y para alguien que aspira a ser presidenta de Andalucía lo primero deben ser los ciudadanos de Andalucía y no su carrera política.
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