Diario Negocio, os habéis cubierto de gloria.

B.S.O:  RADIO 3 Viaje planetario de jota de los planetas.
Se puede ser taurino o antitaurino y razonable. Lo que no se puede ser es un facha-franquista, o pensando en la mujer del César ni parecerlo, y recurrir a lo más casposo para ofender y atacar a una legítima decisión de un parlamento. Una decisión basada además en una Iniciativa Legislativa Popular. Después de más de 30 años de la vuelta a tener elecciones los hay que aun no se han acostumbrado a no tener todo el poder y a que se les pueda llevar la contraria. Ahí está el diario empresarial y gratuito Negocio & Estilo de Vida, que el pasado jueves 29/07/2010 se quedó a gusto en su sección POR CIERTO, una especie de editorial.

Aunque crea que no viene a cuento pase que apelen a la dignidad, pero recurrir a la retórica del neofranquismo no. Ustedes mismos:

"Barcelona, se consumó el toricidio. A partir del 2012 no habrá toros en la Monumental de Barcelona. Llanto y crujir de dientes entre el taurinismo: el fin del mundo. Euforia desatada en los green cuando apenas han embocado en el hoyo 1, con 17 más por delante. La realidad es que la industria taurina pierde 17 festejos al año, casi todos deficitarios, de cerca de 2.000. Es más una cuestión de dignidad trufada de sentimentalismo nostálgico por lo que fue Barcelona taurina y hoy, desde hace muchos años, no lo es. Al rebufo de todo, 4 “sudakas” embaucadores que inspiraron la ILP y un puñado de nazionalistas se creen hoy los reyes del mambo; pero la juerga –como siempre- la gozan los “señorets” de CyU. La realidad es otra. El capricho de prohibir algo tildado de nacional-español, le puede costar a los catalanes, charnegos y polacos 300 millones de euros; a prorrateo indiscriminado. Sin embargo “los toros” desaparecen de la Monumental barcelonesa como escenario pero no de la sociedad catalana a través de la globalización de su difusión.Hay veces que la sodomización no es lo capital, si no que te echen el aliento en el cogote." (PDF 29/07/2010 en la web página 3).

Soy y me siento ciudadano de España, si me apuran me gusta, aunque quizás lo sea de esa forma a la que la retórica del texto llamaría Anti-España. Esa retórica facilona contra el ecologismo, que habla de “sudacas embaucadores”, “nazionalistas” (no castellanos), “charnegos y polacos” (un dos en uno), y ya la traca de la frase final: “Hay vedes que la sodomización no es lo capital, sino que te echen el aliento en el cogote”. ¿A dónde nos quieren llevar estos tipos?

Sudacas embaucadores.
No sé si en eso incluyen todavía a determinadas zonas caribeñas, pero no deja de sorprenderme este adjetivo un en un diario donde tanto se habla de la presencia económica española en Latinoamérica. O que siempre habla de la fuerza del idioma castellano, ¿el idioma tiene fuerza pero les parece que sus hablantes son unos indeseables embaucadores?

Charnegos y polacos.
Soy prototípico de l’Hospitalet, de padre manchego y madre nacida ya en mi ciudad pero de familia andaluza. Pero nunca ningún nacionalista catalán, ni de esos que ustedes tan graciosos llaman nazionalistas, ni un independentista me ha insultado por mi origen como han hecho ustedes, ni me han ofendido tanto. Tan críticos con el nazionalismo, no les recuerdo ninguna campaña de sus sectores contra la domiciliación en su momento de León Degrelle en España, ni críticas de entidad a alguien como Serrano-Suñer, ministro naziofilo, soy suave, que en el gobierno de Franco envío a la muerte a miles de españoles en los campos nazis por la vía de negarles su españolidad. Tantas vueltas para volver al mismo sitio.

Lo de polaco, ni la Falange de José Antonio Primo creo que se atreviera a tanto en sus periódicos. Lo digo porque igual a mi no me hacen caso, pero da la impresión que quizás otros referentes les puedan hacer entrar en razón.

Traca final: sodomía, alientos y cogotes.
Al final, la traca. Soy de los que se emocionaron con la victoria en la copa del mundo, que ya iba emocionado en cuartos. Entendía como el chiquillo que fui los lloros de Iker Casillas con el trofeo, y claro también el beso a su novia. Aunque la cargo estos días es la forma más sencilla e irracional de ser español, aunque parece que para algunos es la fundamental, y en mi llegará hasta que me sienta saturado. Me gusta ponerle coto a mi cerebro más reptil.

Pero hay una forma más digna de sentirse del país, más racional, más cívica. En querer un país tolerante, democrático. Donde se habla, se razona y se disiente. Un país plural que me permita desarrollarme como me dé la gana y ejercer mis derechos, el de voto y de legislación que concede mi voto.

Que permita de la pervivencia de sus lenguas, culturas, de nuestra economía y de su sociedad. E incluso de mi sexualidad, sin tener que pasar por confesionarios como el suyo o el de Rouco Valera (un dos en uno). Quiéranse y quieran a los suyos, aprovechen y hablen de amor y sexo con los suyos, no sea que sus padres o sus hijos les guste eso de la sodomización. Tienen derecho aunque a algunos le pese y se quieran meter en nuestras camas. O hablen incluso con sus hijas. Aunque ya puestos he recordado el aviso de mi padre, sobre que en las huelgas antifranquistas lo más probable era que el más exhaltado sea un infiltrado de la policía. O el aviso latino, “excusatio no petita acusatio manifesta”. Así que no sé si tengo que acabar deduciendo que les va la marcha y mucho.

Agentes de Laporta o Puigcercós.
O que tienen infiltrados de Laporta y Carretero o quieren dejar a Puigcercós como un moderado. Porque a ver si hasta ahora éstos no habían conseguido convencernos de sus tesis, ni a mí, ni a la mayoría de catalanes, y van a ir ustedes solitos con 4 amigos y sus exabruptos y nos convencen.

Estoy decepcionado con el posicionamiento de algunos sectores de mi país y con su periódico. Les seguía, discrepaba con él, no puedo negarlo, soy de izquierdas, pero era capaz de recomendar artículos incluso con los que estaban más en mis antipodas, pero su encuadramiento en el sector más reaccionario y feo de la idea de España me espanta. Aunque me vinieron mil tacos al leer el pseudoeditorial, sólo me voy a permitir uno: no me jodan España.

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