En contra de ciertos tópicos yo también echo de menos más Guardia Urbana por mis barrios. No de cualquier modo, sino paseando y enterándose de las cosas que pasan a pie de calle. No como mucho desde un coche o solo cuando el problema ya está creado. No por temas de seguridad, sino por el incómodo incivismo, aquellos deberían ser más cosa de los mossos, creo, y esto de la Urbana. No voy ahora a dedicarme a hacer balanzas policiales entre barrios metropolitanos y ciertas ciudades y comarcas. No lo haré.
Insisto, no creo que haya una seguridad desbordada en mi ciudad, y me imagino que tampoco en Madrid. No sé, los 80 fueron duros en esta ciudad y en todo el país. La Modelo está cerca de aquí y aún tenemos la imagen de El Vaquilla detenido en el suelo escapando de allí y todo lo que esa imagen representaba. De los últimos años lo que noto es un pasotismo por el de al lado, y la indiferencia a pie de calle. Llámalo pasar del civismo, o de la convivencia. Pintadas gratuitas en las paredes, bolsas de basura, botellas y latas en las papeleras en vez de en el contenedor que toca; latas por el suelo, muebles en la calle cualquier día y no el habilitado para ello. Cansado de esto y de las motos (mal) aparcadas en las aceras, o directamente delante de paradas de bus, meadas y cagadas de perros (quiero creer) en la fachada de comunidades sin perros, o en los parques, donde al final hay que estabular a los niños y niñas en vez de a las perras y perros. Y porros, algunos de mis conciudadanos huelen a porro y algunas calles y parques también. ¿Podemos hablar de problema de salud pública con pipis y cacas de perro y porro? Perreros y porreros, y a veces son los mismos. No hay parques ya para infantes y jóvenes.
De respeto parece que aparece el sol entre tanta bruma, y uno puede encontrarse con tuits de la Guardia Urbana paseando porque “El patrullaje a pie nos da la posibilidad de conocer de primera mano las necesidades e inquietudes de los vecinos”, pero parece que sólo en el acomodado barrio de Vallvidrera, del cual es concejal de distrito el mismo concejal responsable de la Guardia Urbana. Que iba en la lista del PSC, pero diría que está afiliado a Units Per Avançar (hijos de Unió Democràtica de Catalunya). Todo queda en casa, porque muchos de los que responden en el hilo no ven eso en sus barrios. Como mucho en coche o con sus cosas. La urbanidad va por barrios.
Además de en estos tuits de Sarrià i Sant Gervasi, donde luego sí que les veo es en eventos de todo tipo: carreras, maratones y sitios turísticos (nuestra industria) o alrededor del Camp Nou en partido del Barça. Y todo esto me lleva a la conclusión que tenemos más eventos y turistas que policía local para gestionarlo.
Hace unas semanas en un reportaje de Barcelona TV (BTV) sobre no sé qué carrera se hablaba del amplio despliegue que representaba en toda la ciudad de personal y actividad de la policía local dicha prueba deportiva. Pensé, siendo domingo y con las horas extras que implicaría tanta movida que clases de compensaciones en días y horas que iba a tener estos trabajadores públicos. Las que fuesen fueron en menoscabo del ciudadano, este sí de a pie, y no del siguiente evento.
Así que me da la impresión que tenemos por dos lados a los mismos neuróticos en la ciudad Barcelona del Partido Del Motor, de las restricciones a la contratación de funcionarios, que quieren más y más eventos y más y más turistas. Del otro lado se quejan del problema de seguridad en Barcelona, así sin filtros de matiz ni de territorio, cuando creo que el problema es otro.
Pues si es un tema de seguridad quéjense a la Generalitat que gestiona a los mossos, y por otro lado también háganlo a los partidarios de estas perpetuas crisis económicas que ponen por delante al crecimiento infinito del capital por delante de las personas y ciudadanos.
O cada vez más eventos, Barça al margen, o una policía local para los ciudadanos que vivimos en la ciudad. Pero basta ya de cinismo elitista, que también hay en esta ciudad, aunque luego algunos de ellos no vivan o estén de pasada. “Ciudad sin límites” decían ayer en el periódico, no, yo quiero límites para poder vivir aquí.
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