Pues a lo tonto a lo tonto hemos vuelto a hablar de democracia, pero no de la de aquí, sino la de fuera. Aquí siempre estamos contentos y aparentemente no nos cuestionamos ciertas cosas. Una pena. Para las izquierdas, uno de nuestros dramas es que nos han quitado la capacidad de soñar e imaginar y, sobre todo, de luego desearlo. Hemos perdido la capacidad de deseo, nuestra libido política va al tran tran y vamos haciendo, en la reflexión de nuestro proyecto democrático. Nadie se atreve aquí a decir que tiene un proyecto de sociedad socialista, ni los que lo tienen en el nombre, ni los que nos creemos superadores de eso. Ni en voz alta ni en nuestros sueños políticos más húmedos.
Las derechas de tanto en tanto se nos aparecen con su concepto de democracia y libertades y lo importante que son. Y nosotros podríamos decir lo mismo, aunque ellos el rato que se ponen católicos pasan por alto que la Iglesia no es una organización democrática, y además es machista. Pero tampoco pasa nada, no sé si cualquier otra organización sin convocatorias de junta de socios y además donde las mujeres no puedan ser de la dirección, sería capaz no ya de recibir el volumen de subvenciones que consigue, si no siquiera ser legal. No lo sé.
Fíjense en el Real Madrid CF y el FC Barcelona. Son clubes deportivos que se jactan de ser de sus socios y de tanto en tanto hacen elecciones, pero no todos pueden ser presidentes. De hecho, el Real hace tiempo que no hace elecciones porque entre los socios con la requerida antigüedad no hay ninguno con suficiente dinero para avalar el presupuesto, y en el Barça las hicieron, pero estuvo a un pelo de que el ganador no pudiese tomar posesión sin un mecenas capitalista.
Me da miedo que no estemos yendo hacia este tipo de democracias, las del mecenas que pone el dinero como si nada para llegar al gobierno. Pero esto no pasa en España, o sólo en el fútbol que es una cosa popular pero solo importante en lo sentimental. Quizás sano lobismo o sanas relaciones públicas como diría ese poeta popular llamado Bárcenas.
De todas formas, si tanta gente dice que la democracia es el menos malo de los sistemas políticos, ¿por qué las empresas no usan ese sistema para regirse? Por una parte estamos en sociedades democráticas, pero donde paso la mayor parte de mi tiempo no funciona ese tipo de sistema. No sufran, quiero decir que no elijo a la dirección de la empresa ni funciona lo de una persona un voto, pero estoy bien de derechos.
A fin de cuentas, si la democracia es un sistema para la gestión colectiva y el cogollo fundamental de la política es la economía y gran parte se hace desde las empresas, no sé cómo nos queda la cosa. Además, podríamos entrar en que algunas de esas empresas son auténticos poderes por sí. Por ejemplo, no sé hasta qué punto para la legislación sobre bancos y energía funciona lo de una persona un voto. Todo metafórico y retórico, no sufran. Formalmente sí, pero no todos podemos pasar por caja para que nos reciba el ministro de infraestructuras o el de medio ambiente para aprender a leer y escribir bien las leyes o sus desarrollos.
Pero no tenemos la libido las izquierdas para pensar en otras posibilidades, ni las habilidades para hacerlo diría. No somos capaces ni de discutir que el banco es de la descendencia del banquero y que esa es la mejor manera de conseguir un buen gobierno para el sistema bancario o qué derechos son realmente efectivos. Son fundamentales las formalidades democráticas, repito son fundamentales las formalidades democráticas, pero no nos podemos dejar engañar con que valga con sólo estar escrito en el BOE. ¿Si una persona tiene que deslomarse ocho horas o más para su subsistencia, cómo va atender los asuntos democráticos cuando llega a casa?
De hecho, al final tenemos los derechos y la democracia que cada uno se puede pagar. ¿Qué discriminaciones en cuanto a derechos podemos asumir solo por el tema económico? ¿A cuántos no les dejan sentarse en determinados sitios del autobús sólo porque no pueden pagar el billete?
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