Pasados mediados de diciembre y con varias
cosas de las que hablar.
¡Viva Cayo Lara!.
La verdad es que será navidad y por eso no me
dejo llevar para meter la rajada del siglo contra Podemos. Simplemente me
apetece gritar porque sí que ¡Viva Cayo Lara!. Aquí seguimos los de Izquierda
Unida, no sé si seremos pitufos gruñones o somos lo que que a los pitufos
gruñones les sonreímos y les decimos que algo habremos hecho bien ya que aquí
seguimos, y cuando al final se trata de ir pueblo a pueblo y barrio a barrio
estamos para seguir dando voz a las clases populares. Con nuestros errores, qué
es lo que tenía no ser novedad. Como no sonreírles cuando ahora nos dirán en
otro giro al cuadre personal que ellos serán la izquierda buena y fetén con lo
que dijeron de nuestras banderas. Después del arriba y el abajo y otras cosas,
pero es navidad y es mejor dejar la mochila de piedras en la puerta. Pero cómo
fiarse de los consejos, que para mí no tengo.
Montando el Belén.
Esta semana pasada monté el Belén en casa, el
pesebre y las figuras de mis padres. Mi madre me cedió el testigo y lo montamos
por primera vez. Hasta ahora teníamos unos imanes con la sagrada familia, un
par de ángeles y los 3 magos de oriente. Una familia corta como muchas modernas
de ahora, 3 personas, y con la compañía de algún animal en el hogar. He vuelto
a ver la presencia en el belén familiar de lavanderas, hilanderas, pastores,
cazadores, cocineros, gentes que van y vienen, pero en cualquier caso clases
populares. Igual eran cosas de finales de los 70, y de la iglesia de entonces.
Aunque en mi casa el de más iglesia era yo, una muestra de rebeldía quizás, y
leve, muy leve. Cuando veíamos el segundo capítulo de la serie de La Transición
se explicaba y le contextualizaba al Senyoret_U esa iglesia y el amparo que dio
a los trabajadores y sus organizaciones. El cambio entre la iglesia de la
guerra, y lo que era en los 70, que hasta un ministro de Franco le negaba el
saludo a Tarancón, jefe de los católicos españoles. En ese mismo segundo
capítulo se hablaba que el gobierno de España se planteó seriamente expulsar a
un obispo y todo, pero se cuadró Tarancón.