Es difícil ir con los dos niños cansado, con la cabeza allí, en ellos, en la vigilancia de ellos, en la educación de ellos, en el presente y en el futuro de ellos y haciendo frente al cansancio del día a día en casa y en la oficina. Esta vez no le acaban de recargar sus risas ni sus juegos. Cansancio de no poder ser el joven que hacía y deshacía, con todo hecho por alguien, como él hace ahora pero entonces con menos razón. Pero levanta la cabeza buscando el aire, estirando el pecho, gira alrededor y encuentra en este sol de otoño o de primavera, otra luz bajo la de aquel. La vuelta a la sensación de encontrarla. El recuerdo de mil luces, de cuando podía ser que no pero era que sí, o era capaz de convencer al devenir de que tenía que ser que sí y lo acababa siendo. Entonces cuando tenía mucho dinero, pero sí mucho tiempo y todo lo de casa hecho.
Cruz parece que hace lo que le viene en gana. Él se siente en falta, al no ser uno de los de ella, él con tus dos niños que son tu vida. Y mensajes en el móvil haciendo y deshaciendo lo que cabe dentro del aparato pero nada fuera de él.
CG: ¿Vas o vienes? ¿Estás aquí?
EO: Voy y vengo, la verdad es que voy y vengo. Estoy aquí pero justo me han llamado del trabajo para una consulta y ellos han corrido a jugar que es lo que les toca.
CG: Ríen. Se les ve contentos. ¿Debe ser una alegría? Ahora que no sé cómo llegas, me dijeron que andabas liado en el trabajo.
EO: Intento hacer mis horarios, pero a veces se alarga y muchas veces hay que ponerlos en alguna extraescolar.
CG: ¿Tú también?
EO: Bueno yo no tengo horario de profe. En algún sitio tengo que tenerlos, porque en el cole a su hora los echan y no siempre podemos llegar alguno de los dos, y los abuelos deben descansar.
CG: A veces parece que el gran problema de los colegios no es la educación, sino donde poner a los niños. En vez de la consellería de educación deberían ir a la Dirección General de Tráfico.
EO: ¿A la DGT?
CG: Bueno, ¿quien lleva los aparcamientos?
EO: Ja, ja, ja… ¿creo que es cosa de los ayuntamientos?
CG: Ves, como las guarderías y un poco los coles. ¿Así que mucho rato en la oficina?
EO: Estoy, estoy, la semana pasada criticaban lo del presentismo no sé dónde. Se hace un poco lo que nos piden. Esos horarios largos en vez de efectivos. Si en casa o en la calle se me presenta el trabajo, es normal que en la oficina se presente mi vida. De hecho hago más vida allí que en casa con mi mujer y mis hijos. Por lo menos despierto.
CG: Bueno porque te dejas. Ves por feina i apa!
EO: Sector servicios, marca y manda el cliente. ¿Tú no te quejaste el otro día del técnico del lavaplatos?
CG: Claro, no soy ama de casa.
EO: Él tampoco, y para que te vaya bien a ti él tiene que hacer horarios extemporáneos.
CG: Lo que tú digas. Pero no me hablaste de los horarios de Noruega, cuando fuiste a ver a Javi y Montse. ¿No había buenos horarios allí?
EO: Eso dicen, pero un poco para los Noruegos y asimilados como ellos. Horarios intensivos, yo también podría comer un bocadillo o un tentempié en media hora e irme pronto para casa. Los que como los jefes comen cada día fuera no lo sé.
CG: …
EO: Estoy con un cliente que tiene la sede en Austria, cada dos por tres uno de ellos tiene fiesta y hacen un horario aproximado que acostumbra a ser de lunes a jueves de 7.30 a 16.30 y los viernes suelen hacer de 7.30 a 12/12.30.
CG: Firmo.
EO: Pero verías menos la tele.
CG: !Firmo!
EO: Incluso te perderías los debate políticos que acaban bastante tarde.
CG: Sí, no dan ejemplo aunque luego se llenan la boca con la conciliación y con los horarios. Además no sé qué pasará esta vez en las elecciones, si me merecerá la pena estar al corriente de la campaña.
EO: ¿Votabais hoy la lista y la coalición? ¿Y qué?
CG: Creo que saldrá que iremos a parte, pero siguiendo la nueva tradición me temo un Tsipras. Por cierto he aprovechado y he ido antes a comprar al mercado por si no me daba luego tiempo.
EO: Ves, yo he comprado precocinados, ahumados y latas en el super. Y decías lo de Noruega, los supermercados en Noruega hacen unos horarios superlargos, y la verdad es que pocos de los que trabajan en ellos parece indígenas.
CG: Bueno igual les compensan.
EO: Igual. Pero es como aquí, que también dicen que hay empresas con horarios intensivos y que incluso a una hora determinada te apagan la luz.
CG: Deben tener sindicatos fuertes y esas cosas, como en los países nórdicos.
EO: No sé, yo me temo que las cosas jodidas las tenga externalizadas. Me gustaría verlo.
CG: ¿Y tendrás tiempo para mí algún día de estos? También te quiero ver despierto y no quejoso.
EO: ¿Me invitas a comer?
CG: ¿Algo bien cocinado, no? Te lo cobras caro.
EO: Será tu contribución a mi dieta mediterránea.
CG: La dieta mediterránea es tiempo, paseos y palabras.
EO: Y chicas guapas. Podemos aprovechar un día que los jefes alarguen su comida.
CG: ¿En mi casa?
Parecía que podía ser que sí, como si estuviesen allí hace 10, 15 o 10 años. No sabía si lo había deseado o no con las suficientes fuerzas, como llevaba haciéndolo los 2 últimos meses. Los niños se acercaron y se lo llevaron de allí, querían ver a la mama y jugar juntos los 4 un rato largo. Un tiempo largo para quedar tatuado para siempre en el reverso de nuestras pieles, donde nos quedan los tactos de nuestros padres, de nuestros hijos y de los que los hacen posibles.
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