domingo, 8 de diciembre de 2019

¿Y si prohibimos la publicidad?

Me da a mí la impresión de que todo esto de salvar el medioambiente pasa por reducir el consumo, tanto de energía como de otros recursos. Aunque me parece que no todo el mundo lo ve así y veo muchas campañas absurdas sobre sostenibilidad y su impacto positivo sobre el medioambiente, como aquellas del reciclaje de las cápsulas de Nespresso cuando lo mejor es usar formatos más grandes y el uso de la cafetera italiana, y por el contrario me espeluzna ver a artistas dar grandes y masivos conciertos a todo vatio como defensores del planeta. Antes de reciclar o reutilizar habrá que ver cómo reducimos, y en cualquier caso reciclemos con utilidad, no para hacer ejercicios de manualidades.No tengo claro que nos vaya a salvar la tecnología; es verdad, que los aparatos son más eficientes, pero cuenten los aparatos eléctricos que teníamos hace 30 años en un hogar y los que tenemos ahora. ¿La eficiencia ha avanzado en mayor proporción que este crecimiento? No lo creo, y consumimos más energía y dejamos basura más reducida, pero como pura basura de más calidad.

Sí, vuelvo al tema de la publicidad otra vez, esto es seguro. Vivimos en unas sociedades en que el bombardeo consumista no tiene tregua. La presencia publicista y consumista es brutal y obviamente total: por tierra, mar y aire. O lo que es lo mismo, en todos los medios de comunicación, cogiendo el transporte público, en el deporte activo o pasivo o incluso andando por la calle. Es un auténtico totalitarismo de las empresas para que consumamos porque sí, atacan donde más duele, a la sensación, a nuestra irracionalidad, con sus pequeñas bellas historias de una gente que empieza la propaganda por ellos mismos autodenominándose “creativos”. No nos dan argumentos sobre el producto, como el precio, cualidades o prestaciones. Sólo nos venden humo en forma de sensaciones, sentimientos o estatus.
Piensen en cualquier anuncio de coches, todos somos conscientes de que no nos hablan del coche en sí, sino te bellas mujeres o bucólicos paisajes. ¿Y cuántos anuncios de coches puede haber? ¿Es sostenible tanto coche en España y en el mundo? Es coche o coche, y quizás algún anuncio institucional sobre la bondad de andar o coger el transporte público, con argumentos y razones y poca irracionalidad. Pero nos va la marcha y los anuncios de los coches, como los del perfume o la ropa son pura mentira. Nos mienten y nos los creemos porque nos gustan, ¿quién puede estar en contra de la libertad?
Si continuamos con el consumismo, y es difícil sustraerse a él, será imposible mantener el medio ambiente, o por lo menos mantenerlo apto para lo que entendemos una vida humana digna y saludable. La naturaleza puede cambiar y adaptarse, pero igual nosotros no nos adaptamos a ella. No es un tema de salvar animalitos, es un tema de nosotros mismos. Pero me pregunto ¿sería posible el consumismo sin publicidad? ¿O por lo menos, la publicidad tal como la conocemos?
Realmente no sé cómo se puede articular esa prohibición, pero en todo caso tendría efectos para nuestras democracias. Cualquiera de los que nos vamos pasando de una forma u otra por Debate Callejero, tenemos claro que la democracia no es sólo voto, sino que también requiere del debate y la información. Pero ahora mismo ya no sólo los grandes medios, quiera eso decir lo que quiera decir, sino también los medianos y pequeños dependen de la publicidad. Realmente los medios de comunicación no están para informarnos, sino que son vehículos para la publicidad, es lo que les da de vivir y los mantiene. Imaginemos el impacto de tener que pensar formas y modos para poder recibir información, debate y contraste si no estuviese la publicidad. Si pagásemos de forma evidente lo que vale la información y por tanto la democracia. ¿Cómo lo haríamos? Pero, ¿es posible que la base de nuestro debate democrático venga simplemente del consumo y las empresas y de la irracionalidad?
Sin contar el impacto que tiene sobre los niños, y no porque ahora vengan las navidades y por tanto tarde o temprano los magos de oriente y las más diversas sugerencias. Es todo el año y en todo momento, desde el formato de los paquetes de bollería hasta obviamente los juguetes pasando los equipamientos deportivos dicen cómprame, cómeme. Todo esto educa, no voy a comparar con la escuela, pero educa. También a nosotros, y no es saludable en ningún sentido.

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