Ahora la verdad es que no los veo en los campos escolares de deporte, pero cuando yo era pequeño, nací en 1975, muchos marcadores tenían publicidad de Coca-cola. Supongo que pagaban el marcador y con eso colocaban su mensaje de bebida para deportistas. Entre esa omnipresencia en el mundo de deporte y un sinfín de anuncios del estilo, lo que le quedaba a uno era algo así como que la Coca-cola era algo sano y saludable. Supongo que tenemos todos claro que no lo es, como tampoco los cereales azucarados que le regaló la federación catalana de su deporte en el encuentro de “escoletas” justo antes del verano a mi hijo. Que no como sólo fruta y verduraprecisamente, pero tampoco me gusta sentirme engañado, ni siquiera por mí.Así, con toda esa publicidad. ya pueden los gobiernos hacer cincuenta campañas por la comida y hábitos saludables. Las empresas van a la sensación, a nuestra irracionalidad, con sus pequeñas bellas historias y un gobierno a la fea razón que el corazón, y el estómago, no entienden. Es pura letra pequeña, comparados con una gente llamada a sí mismos “creativos”. ¿Qué es lo que crean? ¿Quizás otras realidades?
Si hasta yo tuve una edad en que dudaba si lo de AXE podía ser verdad. Supongo que todos tenemos claro que no lo es sin haber probado este desodorante. Ese anuncio es mentira, parece una tontería decirlo, pero como la mayoría de la publicidad, es mentira. Si alguna vez escuchamos a algún publicista le oiremos decir que lo que muchas veces venden no es el objeto o servicio en sí, sino una experiencia, un estilo, un… un algo intangible, un estatus, vamos. No le venden un coche que gasta tanto por kilómetro, que necesita tal mantenimiento, que puede durar tantos años en buen estado o cuánto vale a tocateja, todo esa información sale por debajo en letra pequeña. Lo que se le tiene que quedar a usted en la cabeza es que con ese coche usted tendrá amor o simplemente sexo, que esto ya va a gusto del consumidor, o que será alguien con una historia. Y ya podrá hacer otra campaña el gobierno por la ecología y contra el motor, que tampoco la hacen o sólo como letra pequeña. como cosa que hay que decir pero no hace falta creerse.
Esa letra pequeña del beba con moderación, o juegue con moderación. Volvemos al deporte, cosa que vinculamos por cierto fácilmente no solo a la salud sino a la juventud. ¿Es posible seguir la información deportiva o ver un partido sin ser bombardeado por publicidad de juegos y apuestas? Sí luego con letra pequeña ten cuidado, pero lo grande, la imagen es que eres pobre porque quieres, que te regalan el dinero. Supongo que tenemos todos claro que no lo es y que la crisis sigue ahí y que no te harás rico así, aunque una quiniela hagamos de vez en cuando, pero lo de apostar por el tercer gol de la segunda parte yendo por la escuadra es una forma de perder el dinero para el apostante y de ganarlo para la banca.
Ya podrá hacer luego una campaña por el esfuerzo, el estudio y el trabajo cualquier gobierno. Lo gracioso es que organizaciones que apuestan por su finalidad por “los valores” como la ONCE hagan campañas con poco valor hacia el trabajo por ejemplo. Sin contar los bancos y bancos que eran cajas con función social que hacen publicidad de dinero casi gratis: “Ho vols? Ho tens / Lo quieres lo tienes”. La letra pequeña para la cultura del esfuerzo.
Pero en mi ranking de animadversión publicitaria estará cuando me apelan a los sentimientos en defensa de “tus seres queridos”. Ahí está las historietas de miedo de robos perpetuos de Securitas Direct y las mutuas sanitarias que sin ellas toda tu familia morirá, sobre todo después de un intento de robo accidentado en tu casa. Isaac Rosa habla de terroranuncios, y especialmente en la radio son muy frecuentes, unas historias de caos y terror por doquier, luego salen las encuestas que salen sobre percepción de seguridad. Terroranuncios y placas en las fachadas, algunas de ellas protegidas. ¿Cómo puede salir la percepción de la sanidad pública, entre recortes, y hijos graves salvados in-extremis por la mutua? Aunque todo el mundo tiene claro que en caso de gravedad a día de hoy quien te va a salvar en la pública, lo que tendrías que pagar en una mutua sin pública no lo tendrías a tu alcance.
Especialmente esta publicidad de alarmas y mutuas, ¿explican verdades o sólo mentiras pagadas?, ¿es puramente un negocio o es puramente política?, ¿no se apoyan o fomentan rumores o “fake-news”?, ¿no deberíamos pedir datos y números y no sensaciones en la publicidad, especialmente en estos casos? ¿Ciudadano o consumidor?
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