El domingo por fin ascendió el Hospi, volvemos a 2ªB. No pensaba hablar del tema y mira que había para hablar, empezando por el desfogue del personal en el campo. Nos estamos acostumbrando a decirnos de todo, como si en la vida real pudiésemos comportarnos como Intereconomía, ahí el derbi local de Barcelona, por ejemplo. De una osadía que ralla el borreguismo de parvulario. Cuando se pone delante la policía, se pasa de insultar a casi ni animar, por suerte sólo durante unos minutos. También podría hablar del totalitarismo futbolero, de recintos públicos dedicados a él, con sus correspondientes recursos, del ambiente, de los tipos de insultos al árbitro que también tendrá familia a la que quiere, de muchas cosas de tipo cívico y probablemente no hubiese escrito nada.
Pero un repaso a las crónicas me ha llevado a la breve reseña que hace el mismo club y me ha reforzado en alguna opinión. Uno tiene la impresión en l’Hospitalet que el gobierno del PSC se lo come todo de forma insana, que tienen una voluntad de control del movimiento asociativo que criticarían en otros países de América Latina. Ya digo la sensación, poder probar eso me sería más complicado, no tengo tiempo y uno confiaría en esas cosas los periodistas de la SER, El País o La Vanguardia que tienen tiempo para ejercer de celosos guardianes de la democracia versión ultraliberal. Una sensación que en algunos ámbitos de vida de la ciudad te puede ir mejor con determinado carné.
¿Pero que puedo pensar si la crónica de último partido que ha permitido al CEL’H volver a la categoría de bronce del fútbol español la ilustra una foto de Núria Marín la alcaldesa? La alcaldesa pagando su entrada con un billete de 50€ en su propia web.
Lo que ilustra el encuentro para el club no es una afición celebrando el ascenso, no unos jugadores abrazos, no el público que toma el campo, no una foto de plantilla, ¡no! La alcaldesa paga, la alcaldesa sale en la foto pagando. ¿De verdad era necesaria una foto así en la información del club?
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