martes, 24 de julio de 2018

Contra el Triunfo

Creo recordar en alguna noticia la captura de algún capo mafioso del sur de Italia, o de sus islas, escondido de forma miserable en una cueva bajo tierra que más parecía una madriguera que un habitáculo para una persona. Esta misma escena u otra similares las explicaba en alguno de sus libros Roberto Saviano, ya fuese en Gomorra o en Cero, cero, cero. No de forma tan extrema como el caso que yo recordaba, pero sí que en lugares remotos y escondidos y en algunos casos sí que con una serie de lujos materiales más bien tirando a horteras. Pero evidentemente uno no se mete a mafioso con voluntad de sentar cátedra de estética, pero tampoco me imagino que para tener veinte consolas y con sus veinte pantallas de televisión. Pero finalmente a partir de un determinado momento que estos mafiosos estaban en auténticas cárceles de oro, con unas vidas realmente nada envidiables pero con un supuesto poder y muchos recursos en dinero y bienes.Sin llegar a esos extremos, me pregunto por esa gente que gana en un mes lo que yo en mi vida, o que a mí me parece que lo ganan. Llegado a un nivel de ingresos determinados, ¿dónde está el aliciente de ganar más? Quiero decir que llega un momento que los gastos que puedas hacer empiezan a carecer de sentido o que nunca te podrás gastar ese dinero en nada sensato. Quizás todo más grande y más lujoso y más ruidoso y más veloz. Y sobretodo más hortera. Quiero decir que llega un momento que es imposible usar un coche o una casa más o una relación más.


Esto en las gentes realmente poderosas o realmente ricas. Sin entrar en consideraciones sobre cómo hacer realmente dinero, ¿por qué siguen con la voluntad de más dinero? ¿Quizás por más poder? ¿Y más poder para más dinero? ¿Quizás por algún tipo de reconocimiento? ¿Pero qué clase de reconocimiento? ¿Qué clase de motivaciones para ganar un dinero en un año que no te gastarás en toda tu vida para tí mismo?

Quizás motivaciones de caballero medieval.

Pero en poder o riquezas de más andar por casa, está también presente el triunfador y esos pequeños poderes más cercanos. Esos mejores profesionales que se nos presentan equiparando su profesión con su vida y con frases motivacionales para los demás de vivir para tu profesión al 100%, si no más. En muchos sectores se nos plantea directamente el valor de ser responsables. Pero no hay que malinterpretarlos, quieren decir ser responsables con la carrera profesional o directamente con la empresa. No se refieren a ser responsables con la sociedad y fomentar la participación asociativa en nuestros barrios o con nuestros hijos e incluso ya a estas edades con nuestros padres. Si no preocuparse sólo para la empresa, por el negocio, si no eres un despreocupado irresponsable.

Porque si tiene sentido el ganar dinero o el poder es poder preocuparte de las necesidades de uno mismo y de los que quieres. Y se entiende querer a tus hijos y a tus padres; y a tu pareja. Pero si al final entras en un más y más dinero a cambio del tiempo con ellos tampoco en nuestros niveles esto va a tener sentido. Me preocupo por las renuncias de ciertas formas de ejercer de jefe o del triunfo, me pregunto por sus familias y parejas, me pregunto por todo lo otro en que fracasan.

No tiene nada que ver la verdad, pero la semana pasada me sorprendieron en una entrevista de trabajo preguntándome por mi estado civil y número de hijos. Y con un concepto realmente curioso de la flexibilidad.

E incluso a nuestros niveles, no de parias de la tierra, ¿a cuánto dinero estamos dispuestos a renunciar por tiempo? ¿Sabríamos qué hacer con nuestro tiempo con poco dinero? ¿Qué cárceles para nuestro tiempo no nos montamos a veces incluso nosotros a cambio de no sé sabe bien qué reconocimientos?

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