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jueves, 23 de abril de 2020

Jordi Pujol, juicios sentimentales pendientes.

A estas alturas todavía no sé qué ha pasado con Jordi Pujol. Un mito político e histórico incluso para los que no le hubiésemos votado, tanto en Cataluña como en España e incluso más allá, que ha acabado claramente acusado de asuntos cuantos menos turbios, aunque eso sí que hay que reconocerle en su perfil conservador, en família. A veces las jubilaciones no son lo que se pensaba.La famosa deixa de su padre para explicar el dinero en Andorra, que deberá ser juzgada supongo en algún momento. Pero a día de hoy, para él que era el cabeza de familia no es que no haya sentencia, es que empiezo a dudar si habrá juicio. No hay juicio legal, pero parece que tampoco otro tipo de juicio con todos los datos sobre la mesa: periodístico, histórico, social…. Incluso empieza a vislumbrarse cierta rehabilitación poco a poco. Quizás todos queramos rehuir un juicio que no sería solo a su persona, sino a toda la sociedad, tanto catalana o española.
Si en los últimos años afloraron algunos, esto se sabía, ¿cómo es que no se hizo nada? Se han recordado posicionamentos del Ribó en el Parlament cuando era el líder de Iniciativa (entonces IU en Cataluña), pero no tenían mucho eco electoral, más allá de los que simpatizábamos o les votábamos. Pero ahora tenemos un Ribó Síndic de Greuges con problemas por vuelos de avión y algunas otras cosas más. Pero entonces estaban bastante solos y ahora sus compañías son otras. Otra extraña jubilación.
Parecía tener engañado incluso a su cuñado, el economista e historiador económico Francesc Cabana, que lo acompañó en varias vicisitudes como las de Banca Catalana. También recuerdo ver muy apenado al periodista que le ayudó a escribir sus memorias, y lo he seguido viendo en alguna tertulia, porque la vida continúa. Aun así yo no he pedido que me devuelvan el dinero de los primeros volúmenes.
Hay quien remonta las turbulencias y aguas poco claras de Banca Catalana, y como un debe la reacción de la sociedad catalana asumiendo la propuesta pujolista de que aquello no era una acusación de las que debiese responder Jordi Pujol o los directivos de Banca Catalana, sino un ataque contra el catalanismo e incluso contra toda Cataluña. Es posible que ahora nos tuviésemos que autojuzgar como sociedad, pero quien parece que paró los trabajos acusatorios de los fiscales José María Mena y Carlos Jiménez Villarejo, ambos muy cercanos durante el franquismo con el PSUC, fueron los gobiernos de España.
Algo tendremos que rebuscar y meditar en Cataluña, y explicarnos todo esto. Pero Pujol también es una cosa española, de su política y de sus poderes. Incluso un Felipe González se mostró sorprendido, y no se podía creer que fuese un corrupto, la autoinculpación lo había hecho por proteger a los hijos.
Podría ser una bonita historia de tintes shakesperianos, Jordi Pujol es un luchador demócrata y antifranquista, su padre se preocupa por él y deja un dinero fuera de España, en Andorra o en Suiza por si en la incipiente democracia o incluso antes en los duros años de lucha las cosas se tuercen y hay que huir. O simplemente recompensar a un hijo por la dura lucha, que siempre es injusta para sus mártires. Luego la democracia va bien y nadie piensa en eso, y los hijos sí que se meten en follones económicos, y un padre que se sabe ausente de sus infancias, primero por la lucha antifascista y catalanista, luego por la cárcel y finalmente por la construcción de la democracia y su gestión en Cataluña y España paga el justo precio de deshonor y el oprobio para que no lo carguen unos hijos que ya han pagado en su infancia y juventud la ausencia del padre. Esas ausencias no se cobran con ningún dinero.
Pero podría haber otra historia, que como españoles y como ciudadanos nos deshonra con una prueba de cargo fundamental. Nada de esto había salido hasta que estalló el procés y la cosa se ponía seria con un padre de la Cataluña (y España) democrática como Pujol apoyando y dando empuje a la independencia. ¿Cabe pensar que nada de esto hubiese salido sin la sacudida del procés?
Nos tenemos que explicar muchas cosas como ciudadanos de uno y otro sitio a cuenta de los casos de Jordi Pujol y familia, porque incluso los que no les votábamos y lo criticábamos no llegábamos a pensar tan mal y teníamos un poso de admiración y casi familiaridad que hizo que algo también se nos rompiese aunque fuese a la contra.

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