A veces he pensado en si no estaba equivocado. Que lo justo era ser de derechas. Que mis valores y principios, y la forma que proponen para organizarnos no era la válida. Que unos han nacido para ser reyes y otros sus porqueros, sin culpa ni responsabilidad. Que se podía aceptar que la desigualdad es y punto, y que evidentemente beneficia a los mejores. La desigualdad económica y la política, si alguien es capaz de separarlas. Que oponerse a ellas es tonto, y punto, que sería como oponerse a la ley de la gravedad.
A veces pienso que lo que necesitamos no es más crítica al estado de las cosas al que nos llevan tantos años de de abandono de tradiciones, bandos, toma de partido e inserción en la historia. Que con algunas de nuestras espeluznantes críticas reforzamos nuestras derrotas y acabamos regalando unas victorias que ya no hacemos nuestras. Que finalmente nuestros reparos acaban llegando al público como una oposición a la leyes de la gravedad que todo el mundo ya conoce. Las manzanas cuando se sueltan del árbol caen hacia abajo y punto, oponerse a ello es tonto, además de inútil.
Pienso que que nos falta demostrar que lo que nos pasa, no es por alguna ley humana de la gravedad. Que lo que necesitamos más que críticas son esperanzas en tantos cambios necesarios. Más esperanza, más alegría, más ganas de intentarlo. Insisto más insistencia en una esperanza posible que gane en la comparación con lo que ahora tenemos.
[...]
"La alegría es también revolucionaria, camaradas,
como el trabajo y la paz"
[...](i)
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