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lunes, 17 de mayo de 2021

Sus propiedades, su seguridad. Pago yo.

Expropiar el uso a un anciano de 83 por triquiñuelas. Pago yo.

Hace unas semanas veía en las noticias de BTV, el caso de Alejandro de 83 años y vecino de alquiler “de toda la vida” del barrio de Ciutat Vella de Barcelona con orden abierta de desahucio. El caso era dramático, una persona que en poco tiempo perdió a sus dos hijos y a su mujer. Por el estado emocional no comunicó a la propiedad la subrogación del contrato de su mujer a él, y la propiedad sibilinamente (o busquen su adjetivo) esperó para al día siguiente ir a decirle que tenía que irse. Mala fé.


Cuando lo ví pensé, ya no solo en la situación y lo canalla que era esperar a que se cumpliese el plazo de comunicación de la muerte de la esposa. Sino que con mis impuestos se iba a pagar toda la maquinaria legal: juicios, procuradores, la intervención de la policía y lo que no sé. ¿Cuánto deben costar 4 horas de una unidad de la BRIMO por ejemplo? Un dinero y unos esfuerzos policiales dedicados a una cosa y no a otra. No es verdad que siempre se esté haciendo cumplir la ley ni que el uso de la porra se ejecute igual para todos. 


Por suerte parece que ahora mismo hay algún organismo de la ONU que está ralentizando la ejecución, pero igual cualquier día queda como otro desahucio más en el espacio mediático y público. Y cuando eso pase, es probable que los servicios sociales tengan que correr a socorrerlo y dada la urgencia todo nos cueste más. 


Es decir, un montón de recursos públicos para que unos ejerzan el derecho a sus propiedad inmobiliaria sin complejos ni tabúes y no para hacer efectivo otros derechos como el de la vivienda o la salud.

SAREB. Pago y repago yo.

Esto ya puede ser una anécdota personal, pero no lo creo. En el edificio que vivo uno de los bajos quedó por vender, hará mucho más de una década que se construyó, la empresa constructora quebró con la crisis y hubo liquidación (otro mundo), pero ese bajo no hubo forma de que se lo quedase nadie por el precio que pedían. Así que no tengo claro si el piso es del SAREB o sólo la hipoteca, pero que pago yo de eso estoy seguro. Ahí está el piso a ratos asediado, a ratos les suena la alarma y los de seguridad acaban llamando a los mossos que el otro día se presentaron, por lo menos era mañana y no hora intempestiva, que ya hemos tenido todo tipo de experiencias. 


La cosa está en que el piso por lo que piden, supongo que ligado a la hipoteca de constructor, es invendible se mire como se mire y se pongan como se pongan. Con lo que el piso está vacío con recursos públicos, nuestros impuestos, ya que el SAREB está por enmedio y esto estaba ligado a una hipoteca, es decir a una caja en este caso que fue liquidada. Nadie de carne y huso gana con esta situación se mire por dónde se mire.


Además, como el otro día, los mossos tuvieron que venir por aviso de la empres de seguridad, para más INRI la alarma saltó porque los comerciales que muestran el piso para vender no conocen la clave de la alarma y total finalmente cuando la alarma pita nos molesta a los vecinos, que además también pagamos el rato de los mossos por nuestro edificio y el abrirles y mostrar la máxima colaboración para desfacer el entuerto


A todo esto intenté comentar lo del sinsentido de que ellos tengan que asumir venir, y el mosso todavía no sé porque le echo la culpa al ayuntamiento (de Barcelona). Un piso del SAREB vació desde hace años y la culpa es del ayuntamiento. Sorprendentemente como cuando en la anterior visita policial estos no parecían conocer que era el SAREB. No es el tipo de mosso que conozco todo sea dicho de paso. 


Por cierto esto de que salten las alarmas y acudan los mossos antes que la empresa de seguridad me está comenzando a dar que pensar, porque el domingo pasó algo parecido en un super. Por lo menos ese super abre de normal. Pero a ver si tener alarma es como un servicio de llamada premium a las fuerzas de seguridad.

Sistema para todo ello. Lo pago yo. 

Como escribía aquí mismo hace unas semanas, “convendría recordar que los desahucios los pagamos todos y entonces no parece importar bombear dinero de las rentas bajas a las altas”. Ahora mismo tenemos montado un montón de mecanismos para defender la propiedad privada incluso en casos como el de Alejandro, o para defender que estén vacíos. Son recursos de todos contra la mayoría. 


Y el mecanismo está tan engrasado y se siente tan impune o normalizado, o que no debe atender a las necesidades de los ciudadanos que hace una semanas se desahució a Rosario, una señora mayor, en l’Hospitalet por error. Ella estaba esos días en casa de un hijo, y había una orden de ejecución para otro piso del mismo edificio pero de otra planta. Una cadena de errores que van desde la propiedad que no identificó bien el piso hasta la ejecución judicial que ya llevaba los papeles rellenos y los firmó como si todo estuviese en orden. Impunidad. 


Esta señora de l’Hospitalet ha perdido todo lo que tenía, tanto material como emocional en un diario de hace años. La alcaldesa o el ayuntamiento le han dado alguna ayuda, una cama o algo así, y los únicos que le han pedido perdón, eran los inquilinos que debían ser desahuciados. Sangrante. 


Son sólo algunos de los ejemplos de nuestras prioridades como sociedad, no tanto ley en mano como de su aplicación. Una aplicación de las normas claramente sesgada e invertida. Lo que debería ser sagrado, las personas, pasa a un segundo plano enfrente de la propiedad y si fuese más valiente diría que del capital. 


















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