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miércoles, 7 de noviembre de 2018

¿Siempre hasta la victoria siempre?

Si no recuerdo mal de las memorias de Tísner, y de algún otro lugar, existió la orden o la idea de algunos de los soldados republicanos que retrocedían hasta pasar la frontera francesa, cayendo toda Cataluña, de volver al frente por Valencia. No sé si eran indicaciones del gobierno republicano, si eran ideas de los comunistas o de quién era tamaña muestra de voluntarismo a aquellas alturas de una lucha que la España democrática sólo podía dar por perdida.El ejército franquista llegó a la frontera hispano-francesa en Cataluña el 10 de febrero de 1939 y ocupa Llívia el día después. Ahora sé que mi abuelo Dionisio el día 2 de febrero está internado en el Batallón de Trabajadores nº 9, 2ª compañía, pasando por o estando en Miranda de Ebro. Prisionero de guerra. No le conozco otras militancias posteriores que escuchar la Pirenaica y creo que votar al PSOE. Suficiente ir de Fondón en la provincia de Almería, al Ebro catalán, de frente en frente, y en algún momento posterior a la derrota caer prisionero de los nacionalistas de Franco para ir parar a Miranda de Ebro a un batallón de trabajos forzados. Tampoco le conocí disfrute de las vacaciones del IMSERSO, no debería tener muy buena opinión por entonces de la organización de viajes del estado español. Podría conjeturar mucho más pero no quiero todavía.
Me imagino que debió pasar muchos miedos, miedos reales.
Me chocó estos días atrás ver en la ficha parlamentaria de Marcelino Camacho[1] su obstinación por -escapando después de la guerra de un campo como el de mi abuelo- volver a entrar años más tarde, en 1957, a España como militante comunista para seguir la lucha organizando CCOO y el PCE en el interior con lo que le conllevó: multas, detenciones, juicios y hasta 14 años preso. ¿Qué lleva a una persona a esa determinación de seguir y seguir en la lucha por más justa que sea? Y más visto con los ojos que tenemos ahora, con nuestra poca imaginación para pensar en una España y un mundo radicalmente diferentes.
Dentro de la racionalidad de las izquierdas, algo nos ha tocado mucho con fe. Un Jorge Semprún, resistente anti-nazi en Francia que acaba en un campo de concentración, decide volver a España a organizar al PCE como máximo dirigente en el interior. Fe, voluntad, pensar en algo más que en nosotros mismos. Explica Jorge Semprún que sabe que han detenido a Simón Sánchez Montero y que éste conoce el piso franco en el que vive, debería abandonar el piso y buscar otro lugar porque lo razonable es que después de la torturas Sánchez acabe confesando dónde está ese piso. Semprún piensa que Simón aguantará y que si abandona el piso sería como perder la fe, como traicionar al compañero y no se va. Ninguno de los dos falla.
Pero que nunca nos falte el humor. Desconocía la revista satírica valenciana La Traca, de antes de la guerra, que toma partido claramente por el antifascismo durante ella y que va a saco contra Franco, Queipo de Llano y el resto de sus generales. Su director Vicent Miguel Carceller y su dibujante Carlos Gómez “Bluff” son fusilados el 28 de junio de 1940 en Paterna.
He traducido este párrafo tal cual del artículo de Vicent Sanchís, y aún me alucina, me admira. No sé si es voluntad de lucha o si, como en el caso del escorpión, iba con su naturaleza. Pero a mí admiración en todos los casos aquí toma derroteros inauditos, no sé si por su compromiso antifascista o sólo con un humor que es más fuerte que uno.
¿Hasta dónde merece seguir en el camino a la victoria? En la propia convicción.
La primera pregunta que le hizo a Semprún, ya fuera del PCE, un Sánchez Montero fuera de la cárcel desde 1966: “¿Qué hiciste el 17 de junio?” “Me fui a casa”. Entonces Simón soltó un suspiro de alivio.[3]
[1] A raíz de los currículos formativos inflados de diputados actuales en frente de otros que habían sido fresadores o torneros.
[2] Traducido por mí de El món d’ahir nº6: “La Traca invisible”, article de Vicent Sanchis.
[3] De “Autobiografía de Federico Sánchez” según consta en “Lealtad y traición. Jorge Semprún y su siglo” de Franziska Augstein.

Publicado en Debate Callejero en 30/09/2018.

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