La mítica LCR.
La mítica LCR
Supongo
que queriendo justificar el uso del término “mítica” asociado a la LCR, la Liga, debería comenzar con un párrafo sobre el mito
desde la vertiente filológica y rescatando para el presente cierto tronco de
nuestra cultura ligado al mundo clásico
griego. Realzará el artículo pero paso. Lo siento Polonio. Quiero aprovechar por una vez ser el mejor en algo. De la
necesidad, virtud: seré el mejor mal articulista de debate
callejero. Confiaremos en lo que haya escrito la
Academia, la RAE, que para esto está.
Mi
primera fuente del mito.
Las
primeras referencias sobre la Liga vienen
por parte de un obrero de la SEAT después
de variados trabajos previos, inmigrado a Catalunya, vecino de l’Hospitalet,
militante y afiliado a Comisiones desde
mucho antes que la mayoría del PSOE lo
hizo a su partido y, básicamente y sobre todo, mi padre. Un participante de las
luchas populares antifranquistas, de las luchas por la democracia, entendida
como la entendían en aquellos momentos los trabajadores de por aquí que
estaban en ellas. Es decir, una democracia con bases materiales para ejercerla: educación,
vivienda, sanidad y trabajo.
Entre
las historias explicadas por mi padre, que aún por lo menos una vez al mes
revisitamos, surgen papeles y personajes de la Liga.
Mucho más cercano al PSUC y todo lo que ha venido después,
aunque nunca militante. Comprador de Mundo Obrero supongo
que de Treball, también lo era de Combate.
Un obrero de izquierdas con vocación unitaria y de discreción.
En los cuentos que me sigue explicando se juntaba mucho más con
los de la LCR para hacer cosas por cuestiones de cálculo:
“Los del PSUC eran muchos y si me detenían
me daba la impresión que no me notarán a faltar, en cambio los de la Liga, al
ser menos, seguro que se preocuparían más”. La importancia de ser un
representativo porcentaje.¿Les parece broma? Eso no lo sabremos nunca, en su
función de iniciador al mundo no sabemos cuándo el oráculo, jugando con
nosotros, nos muestra la realidad sin ser verdad o simplemente se ríe con
nosotros. Cosa de cuentos y cuentas.
Siempre comenta que eran gente que se arriesgaban mucho, para su
gusto cuando menos. No lo acababa de entender, por ejemplo una vez que no sé a dónde
fueron a poner una pancarta y que pasó miedo. Creo recordar que porque pasó un
coche de la policía y él se hubiera ido, pero esperaron escondidos a que pasara
para poder colgarla.
He
escuchado muchas críticas, como las de los comentarios a mi primer artículo, a
la Liga, al PTE,
al PCE-PSUC y a otras organizaciones que
plantaban cara al franquismo. Que si cerrados, que si dogmáticos,
sectarios, que si esto, que si lo otro, ¿pero con qué disposición mental se podía
ir a aquella lucha de forma práctica? Hace falta recordar una vez más que los
que estaban en esas lides se jugaban mucho; sobre todo, hacé falta
recalcar que si detenían a un trabajador, la
policía se lo podía hacer pasar muy mal, que incluso se jugaba
la vida. Para una dictadura como aquella existían las clases sociales, no era
lo mismo cuando el detenido era un obrero del metal o de la construcción, que la descendencia de la burguesía.
No, no era lo mismo, Jordi Pujol aparte.
Sí
que se les puede echar en cara cierta vocación a la escisión reiterada que tan
poco le gusta a mi padre en general y al sindicato en particular: Comisiones.
Siempre en nombre de la unidad y siempre en nombre de los trabajadores, en
plural y en mayúsculas. Pero a mi padre, científico sin cátedra, no le
cuadraban los números y le salían más afiliados que votantes en alguna elección
municipal. Afiliados o que se lo parecían a él y que, ya de por sí,
tampoco eran demasiado.
Mis
propias fuentes.
Luego, yo de adulto, he hecho lo que he podido para poder contar
historias de éstas. He leído sobre política y la he hecho. Con la indiscutible
ventaja de que a día de hoy sólo me juego el trabajo y en su momento los
estudios, las relaciones, la hipoteca o el piso, pero poca cosa esencial más.
En
las lecturas y otros visionados no soy insensible a la extraña fascinación de
ciertos aspectos especiales de la política vasca y no deja de llamarme la
atención que la Liga se refunda con una escisión
de ETA.
Y
no deja de sorprenderme encontrar a algunos de esos nombres de los que hablaba
mi padre en algunas de las historias políticas en la que andaba y ando. Quizás
como entonces, con excesivo voluntarismo. De las escisiones sindicales de CCOO, a
pasar a la CGT y acabar fuera también de ésta.
Finalmente para acabar alguno otra vez en CCOO o a
un paso de su puerta.
Pero
ahí están, y ahí siguen, con los que antes les parecían unos reformistas o
vete a saber que insulto político que a estas alturas ni entenderíamos. Ahí
los veía y todavía lo veo en EUiA e IU con la Asociación
Socialismo siglo XXI. Y a algunos de ellos siguiendo una
larga tradición como una condena, volviendo a montar otra cosa aparte, en Revolta
Global y NPA.
Post-Data.
Algunos
comentarios sobre a la señora Paca Sauquillo no
me gustaron, aunque tienen las gentes del PSOE quien
les defienda. No sé si fue del PTE o
de la LCR o del Sursum Corda, pero decir las
cosas que alguno dijo, recrearse en lo anecdótico y en lo que hay que decir a día
de hoy para estará en la cresta y obviar que era hermana de uno
de los abogados comunistas asesinados en Atocha, rebasa con mucho un mínimo de
compasión y conocimiento de la historia de España.
Bé, jo no vaig conèixer de tan a prop la mítica LCR.
ResponderEliminarPerò, si que me'n recordo de les enganxines i cartells de l'època (anys 80) i realment eren molt ocurrents. Desprès veus que molts han acabat triomfant en els mitjans i la cultureta.
Has guanyat. Ara ets tu el que pitjor escriu a DC :-)